Situada en el centro de la población, la iglesia de San Miguel es el principal monumento de la localidad. El templo se construyó a principios del XIII en sustitución de un antiguo monasterio mariano dependiente de San Esteban de Orés que en 1071 fue entregado a los monjes de San Juan de la Peña.
De este primer edificio no quedan restos visibles a excepción de un arco de medio punto y el arranque de otro que podrían haber formado parte del claustro. Ambos apean sobre columnas de fuste liso y capiteles con decoración de líneas incisas. Están situados en el lado norte y puestos en valor con un criterio muy acertado de cierre por dos lados con balaustrada y acceso por el tercero a través de una escalera.
La obra que hoy podemos ver pudo ser promovida por Toda López, a quien Alfonso II entregó Biota en 1196. En 1201, el obispo de Pamplona reclamaba las cuartas de los diezmos de la iglesia de Biota al abad de San Martín de Uncastillo y en 1216 su sucesor la donó al Hospital de Santa Cristina de Somport.
La iglesia se construyó con sillares de proporciones regulares y presenta la planta típica del románico cincovilles de una sola nave rectangular, dividida en seis tramos mediante arcos fajones y cubierta con bóveda de cañón ligeramente apuntada. La cabecera cierra en ábside semicircular con bóveda de cuarto de esfera apuntada.
En el siglo XVI se realizaron varias modificaciones. En el interior se abren varias capillas laterales, tres en el muro norte y dos en el sur; por el exterior se añade una sacristía de planta rectangular adosada a la cabecera y, en la torre, el primitivo campanario románico fue sustituido por dos cuerpos realizados en ladrillo, con las esquinas achaflanadas y con ventanas de arco de medio punto. El chapitel que remata el último cuerpo fue colocado en el siglo XX.
Los elementos merecedores de la mayor atención son sus dos portadas.
La portada oeste se compone de tres calles delimitadas por dos contrafuertes con esculturas de leones que enmarcan un tramo central decorado por arquivoltas de arista formando un arco de medio punto.
En el tímpano se representa la Adoración de los Reyes Magos. La composición muestra al primer rey postrado y besando el pie del niño y a San José apoyado en su bastón y en actitud de reposo. La escena es muy similar a la de la iglesia de Santiago de Agüero.
En las dovelas de la arquivolta interior se han conservado restos pictóricos que representan caballos ricamente ataviados, que podrían ser los de los Magos, de manera que se completase la escultura del tímpano con la pintura.
Los capiteles de las columnas están profusamente decorados, se pueden ver bailarinas, contorsionistas, combates entre hombres y monstruos y fieras atacando corderos. Según algunos autores estas representaciones vienen a mostrar un mito clásico de muerte y resurrección en el que el héroe ha de ser devorado para renacer a una nueva vida. Se ha puesto también en relación con creencias esotéricas que vincularían a su autor con alguna sociedad secreta medieval.
Hay en esta portada algunas piezas singulares como la que adorna el primer capitel del lado izquierdo. Reproduce a un maestro cantero picando piedra, excepcional por las pocas veces que se puede ver este tema en las iglesias románicas.
También es poco frecuente la marca de cantero que se repite en las dovelas de los arcos. Tiene forma de gorro o mitra y se ha relacionado con el mundo templario.
Más inusual todavía es encontrar en una misma portada dos inscripciones como las que se han localizado en esta. En el interior de la ménsula del lado izquierdo se puede leer lo que se ha interpretado como una firma precedida de una marca de cantero. Se ha leído como Giraldo o Rinaldo y refiere al constructor de la iglesia. Para algunos estudiosos no se trataría de una firma sino que estaría en relación con monjes irlandeses asentados en Biota y lo traducen como “El Señor de la Belleza” aludiendo a la forma medieval irlandesa de datar los templos.
La otra inscripción se sitúa en el pie el tímpano, está bastante deteriorada y se lee con dificultad. Se ha interpretado como «Bidaa me fecit» y parece señalar al autor de este tímpano.
La portada sur tiene una estructura similar a la portada occidental, abierta en arco de medio punto abocinado con cuatro arquivoltas sustentadas con columnas y delimitada por dos contrafuertes con leones. En este caso lo animales están bastante deteriorados. Sobre uno de ellos se colocó un reloj solar.
La portada sur del templo con el tímpano dedicado a su titular, San Miguel, es mucho más elaborada y probablemente algo más tardía. Sus figuras tienen ya un cierto aire gotizante.
Se compone de cuatro arquivoltas de arista viva, excepto la interior que se decora con baquetón y fina filigrana de zig-zag a cada lado del mismo. Las dos intermedias se adornan con gran zig-zag triple la interna y con rombos la externa. Por fuera de las cuatro hay una moldura de doble baquetón fino. El intradós de la archivolta del triple zig-zag está decorado con escudos heráldicos pintados, uno en cada dovela. En el frontal de la clave -que no tiene zig-zag- hay una cruz patada en pigmento rojo; probablemente de consagración.
Tanto las arquivoltas como las columnas poseen mayor riqueza ornamental. Motivos geométricos y zig-zag en las primeras recuerdan al románico normando. Las columnas aparecen con tallas vegetales y geométricas que evocan formas decorativas musulmanas.
El tímpano muestra al arcángel San Miguel en sus dos formas iconografías más habituales, el pesaje de las almas previo al Juicio Final o «psicostasis» y la lucha con el demonio.
El tímpano de esta portada representa a San Miguel, en la típica escena de pesar las almas de los difuntos (Psicostasis), para examinar si sus méritos son suficientes, en cuyo caso los esperan dos ángeles con lienzos dispuestos a recogerlas; o bien son atrapadas por los demonios saltarines con cabeza de perro que estiran del plato de la balanza hacia su lado. (Imagen 9). El fondo aparece también decorado con cenefa estrellada. Al igual que en la portada oeste quedan restos de la policromía original del tímpano. En el intrados de la arquivolta interior de la portada sur hallamos restos pictóricos de ocho escudos heráldicos separados por círculos. No debieron de contabilizar bien las dovelas, pues en el lado derecho, hay dos escudos consecutivos.
El perfil y estilo general de la portada, al igual que la occidental, sigue el modelo antropomorfo del de Agüero. En ésta se conservan las ménsulas y parte del tejaroz original. Las columnas que sustentan los capiteles están decoradas, salvo las exteriores, con diversos motivos geométricos y vegetales.
Para la primera se escenifica al santo con una balanza en la mano derecha. Junto a él, en su lado izquierdo, hay dos ángeles ayudantes. Portan, entre ropajes, sendas almas salvadas del infierno. En su lado derecho, bajo la balanza, ávidos demonios con cabeza de perro estiran el platillo hacia su lado. Entre ellos una figura con el vientre abierto del que salen serpientes.
Como héroe vencedor del mal, San Miguel se presenta con una lanza en la mano clavada en un demonio que se sitúa a sus pies.
Acompañando a la espléndida escena, los capiteles de las columnas exhiben un catálogo de esculturas que se repite en algunas iglesias de las Cinco Villas como en San Felices de Uncastillo, San Nicolás de Bari en el Frago, el Salvador de Ejea de los Caballeros, así como en la de Santiago de Agüero y en el claustro de San Juan de la Peña.
En el lado izquierdo se representan dos águilas enfrentadas, una mujer entre dos dragones, dos aves con los cuellos enlazados picoteándose las patas, y dos personajes bailando al son de un arpista (también asimilado a la fiesta por el regreso del hijo prodigo). A la derecha, dos animales fantásticos alados, la emblemática contorsionista de pelo suelto, símbolo de la lujuria, que se contonea al ritmo de un músico, dos aves con cabeza femenina y dos hombres desnudos luchando sobre animales alados.
A destacar el modillón de la izquierda en el que se representa un anciano mesándose la barba en señal de sabiduría. Pudiera ser una imagen del maestro cantero que realizó la portada.
La cuestión de la autoría de las portadas de San Miguel ha suscitado un gran interés para los investigadores. En la actualidad hay dos corrientes principales. Para una de ellas ambas estarían realizadas por el taller del Maestro de San Juan de La Peña o de Agüero, cuya obra se extendería por buena parte de las Cinco Villas y Huesca en los años finales del siglo XII. Esta teoría estaría justificada en la repetición de los motivos iconográficos, monstruos, águilas, bailarina, epifanía del tímpano norte,… así como similitudes estilísticas en las iglesias anteriormente mencionadas.
Destacan sin embargo que la portada sur está mucho más elaborada y tiene un estilo más natural y de mayor finura.
Otra corriente más reciente defiende la presencia de dos maestros diferentes, siendo uno de ellos el Maestro de Biota, más tosco y esquemático, autor del tímpano y capiteles de la portada norte y de los capiteles de la portada sur, y otro, de procedencia extranjera, más avanzado estilísticamente, que talla rostros más expresivos, peinados más elaborados y hace un tratamiento más naturalista de las telas y de la composición. Suya sería la obra del tímpano sur. En ella habría plasmado las influencias y el ansia de renovación de los modelos bizantinos y que constituiría un referente en la zona en torno al año 1200.
A la espera de más investigaciones, sea quien fuere el artista, ambas portadas tienen un alto valor artístico y constituyen un preciado componente del patrimonio inmueble de la villa.
La iglesia suele estar abierta por lo que se puede acceder y contemplar en el interior varios retablos de época renacentista como el de San Miguel. La sacristía acoge una interesante colección de orfebrería compuesta de varios cálices del siglo XVI, incensarios y relicarios.
Queda, por último, mencionar el cementerio documentado en el subsuelo de lo que hoy es la plaza que rodea a la iglesia, conocida en la tradición oral como «del cementerio».
En 1998 se llevó a cabo una intervención arqueológica por la que se conoce la existencia de una necrópolis de uso continuado en el tiempo desde el s. X hasta el XIX, la presencia de muros quizá relacionados con la anterior construcción y también un horno de fundición de bronce, que podría ser anterior al siglo XV.
Las tumbas más antiguas se localizaron en el lateral norte. Pertenecen al llamado tipo «olerdolano», esto es, están excavadas en la roca y se complementan con lajas laterales hincadas en la tierra, la cubierta sería con losas. Su cronología se eleva hasta el siglo X por lo que se han de relacionar con el posible edificio anterior a la iglesia actual, al que corresponderían también los restos murarios.
De un momento posterior, finales s. XII y principio del XIII, en la misma zona, se encontraron varias tumbas sarcófago realizadas en piedra arenisca y con tapa plana biselada. En uno de estos enterramientos se encontró una moneda de bronce que se ha puesto en relación con el mito griego de Caronte, barquero del Hades, a quién había que pagar para que trasladara el alma del difunto a través de la laguna Estigia hasta el otro mundo. Para este pago se colocaba una moneda bajo la lengua del difunto.
En el lado sur y en el oeste se encuentran los enterramientos correspondientes al cementerio parroquial, que lo fue, según los documentos, hasta septiembre de 1855. En ese año se atendió al cumplimiento de la legislación, la Real Orden 2/1833, que planteaba la necesidad de trasladar los cementerios fuera del casco urbano por motivos de higiene.
La plaza está hoy urbanizada y los restos conservados bajo ella.
PARA SABER MÁS
- ACÍN FANLO, José Luis. Arte religioso del Obispado de Jaca: Arquitectura románica. Siglos X-XI, XII y XIII. Vol. 6. Zaragoza: Prames, 2010.
- EZQUERRA LAPETRA, F., « La portada oeste de San Miguel de Biota». Grupo Ailbe.
- EZQUERRA LAPETRA, F., Guia histórico-turística de la villa de Biota (Zaragoza). En prensa.
- GIMÉNEZ AISA, M.P., Guía del Arte Románico en Cinco Villas. Fundación Uncastillo Centro del Románico. Zaragoza 2007.
- MELERO MONEO, M. «El llamado “Taller de San Juan de la Peña”, problemas planteados y nuevas teorías». Locvs Amoenvs 1. UAB 1995.
- PÉREZ MONZÓN, OLGA. Rutas del Románico en Aragón, Ediciones Delsam, Madrid, 2001.
- PIEDRAFITA, E., y MUÑOZ E., «Apuntes sobre las portadas de San Miguel de Biota». Suessetania 22, Ejea de los Caballeros, 2004, pp. 173-182.
- SANCHEZ, C., «El taller de San Miguel de Biota y la escultura en Aragón y Navarra en torno al año 1200». Porticvm Revista d´Estudis Medievals. Barcelona, 2011, pp 26-41.
- VV.AA. El Patrimonio Artístico en la Comarca de las Cinco Villas, Zaragoza, 1998.
Y en la red:
www.claustro.com
www.comarcacincovillas.net
www.patrimonioculturaldearagon.es
www.romanicoaragones.com